El dolor de garganta es una dolencia muy habitual cuando entramos en las estaciones frías del año. En otoño, es frecuente padecerlo, ya que los bruscos cambios de temperatura pueden pillar desprevenidas a nuestras defensas.
Cuando hablamos de dolores de garganta, hay que diferenciar entre dos de los más habituales: faringitis y amigdalitis. Seguro que has oído hablar de las dos, pero ¿sabes en qué se diferencian?
¿Qué diferencia hay entre la amigdalitis y la faringitis?
Sin duda, ambas son dolencias tan molestas como dolorosas para quien las padece. La principal diferencia entre ellas radica en el lugar en el que se produce la inflamación.
Cuando es la faringe la que se inflama o se irrita estaremos hablando de faringitis, mientras que, cuando el dolor proviene de una inflamación de las anginas, se trata de amigdalitis.
Tanto una como otra pueden tener origen vírico o bacteriano, por lo que no conviene tomar antibiótico antes de estar seguros de qué es lo que se padece. Muchas veces, cuando tenemos dolor de garganta al tragar, pensamos que tomar antibióticos es el remedio perfecto. Pero se trata de un error. La toma de este tipo de medicamentos sin control puede tener consecuencias muy graves.
Para determinar si la infección está causada por una bacteria o por un virus, es necesario realizar un frotis. A partir de lo que determine el médico, el tratamiento variará para sanar la garganta.
Síntomas del dolor de garganta
Por supuesto, el principal síntoma es el dolor. Cuando sentimos una punzada al tragar, ya sea comida, agua o la simple saliva, probablemente estamos a las puertas de un problema de garganta.
Otros síntomas serían la sequedad bucal, fiebre, dolores de cabeza, amígdalas enrojecidas e inflamadas, erupciones en la piel, ronquera o afonía y tener los ganglios del cuello inflamados.
Estos síntomas también pueden venir derivados de otras enfermedades como la gripe, un simple resfriado o la mononucleosis. Por este motivo, si el cuadro no mejora es conveniente consultar con un especialista.
Remedios naturales para tratar la faringitis y la amigdalitis
Las amigdalitis son muy comunes en los niños pequeños. Antiguamente, la tendencia era la extirpación de las anginas si se producían varias infecciones seguidas. Actualmente, se ha demostrado que este tratamiento tan agresivo, si bien eliminaba el problema de sufrir amigdalitis, también aumentaba las infecciones en la faringe.
Cuando un niño es muy propenso a las infecciones de garganta, se puede intentar fortalecer su sistema inmune con remedios naturales. La prevención es siempre la mejor arma. Una buena alimentación y una higiene adecuada antes de cada comida son una gran ayuda para evitar infecciones.
Pero si ya tenemos el dolor de garganta encima, he aquí algunos remedios naturales para conseguir aliviar los síntomas y cómo curar las anginas:
– Las gárgaras con miel y zumo de limón son una ayuda muy potente. Tanto la miel como el limón tienen un fuerte poder antiséptico. Además, la miel ayuda a suavizar la garganta y calma el picor que puede producir la irritación. Es importante cepillarse después los dientes para evitar el desgaste del esmalte. Se recomienda hacer enjuagues unas cinco veces al día.
– Los ajos crudos son un potenciador del sistema inmune, además de tener un alto poder curativo. Comer dos dientes al día ayudará a que las anginas sanen más rápido.
Para la faringe, las infusiones son una gran ayuda:
– El tomillo también es un gran aliado contra los dolores de garganta. Se puede consumir en infusión, mezclado con miel y limón.
– Colocarse un emplasto de salvia en el cuello alivia de manera significativa el dolor de la faringe.
Recuerda que, si todo esto falla, siempre puedes optar por una forma rápida y eficaz de aliviar el dolor de garganta. Su nombre es Pharysol, su fórmula basada en elementos naturales y sus resultados han sido sobradamente testados. No te quedes con el dolor de garganta y disfruta nuevamente de tu bienestar.
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