Debido a la actual situación de pandemia debido al Covid-19, una de las medidas higiénico-sanitarias que se han implementado de forma general es el uso de la mascarilla. A pesar de esto,los estornudos siguen estando en nuestro día a día, pero esta vez, con una barrera que no estamos acostumbrados a usar ni gestionar.
Desde Pharysol, os explicamos la importancia de las mascarillas, y cómo proceder en el caso de que estemos resfriados y tosamos y estornudemos con ellas puestas.
La importancia de las mascarillas para evitar la propagación de enfermedades
Los estornudos y la tos son actos reflejos, acciones involuntarias que se dan cuando algún microorganismo patógeno, alérgeno o toxina irrita las mucosas de las vías respiratorias.
Esto produce una sensibilidad que hace que se introduzcan grandes cantidades de aire en los pulmones. Tras la subida del diafragma y la presión que este ejerce, sale a alta velocidad y potencia por la faringe, expulsando las sustancias molestas.
Los estornudos salen a una velocidad de entre 150 y 180 km/h, mientras que la tos, a aproximadamente 140 km/h. Además, la distancia a la que son capaces de llegar las gotículas que se expulsan, es de hasta 7 metros en el caso de los estornudos, y de cerca de 3 m en el caso de la tos.
Estos datos pueden conocerse debido a los avisos de la comunidad científica y del sector sanitario por el coronavirus, sin embargo, esto se ha dado sitambién en otros casos de virus respiratorios de tendencia anual, como el de la gripe (Influenza) o el del resfriado (Rhinovirus).
¿Cómo llevar los estornudos y la tos ahora que llevamos mascarilla?
Las mascarillas son una barrera protectora que se sitúa delante de los principales focos de transmisión (nariz y boca) y evita que salgan microorganismos patógenos al exterior.
Actualmente, gran parte de la población las lleva a pesar de no haber tenido síntomas o no haber pasado el coronavirus, por lo que no se actúa de forma muy distinta a la de antes. Por ello, algunas personas, suelen bajarse o retirarse la mascarilla para estornudar, si bien, el fin de la mascarilla es retener el posible material contagioso.
Si estornudamos o tosemos y nos la quitamos, no sabemos si podemos estar resfriados o con gripe, o padecer otra infección, por lo que nunca debemos retirarla, pese a que no parezca ni lo más cómodo ni lo más higiénico.
Si debemos toser o estornudar y llevamos la mascarilla (por ejemplo, en el tren), es fundamental, además de seguir con la mascarilla, taparnos la nariz y la boca con la mano. Así reduciremos aún más la propagación.
Además, tanto si se ensucia como si no, es importante que esta se limpie en la lavadora (si es reutilizable) o se deseche a la mayor brevedad.
Si seguimos usando la mascarilla, debido a la presión del aire y la acumulación de los patógenos que quedan dentro, esta perderá su efectividad.
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