4 cosas típicas del verano que suponen algunos riesgos para nuestra salud

2018-11-14T14:41:31+00:00julio 24th, 2018|

Somos muchos los que adoramos el verano. La playa, los chiringuitos, la piscina, los helados, las terrazas… La cantidad de cosas buenas de las que podemos disfrutar durante la temporada estival convierten a esta estación en la preferida de muchas personas. Sin embargo, las mismas actividades y planes que adoramos llevar a cabo en verano, pueden entrañar algunos riesgos para nuestra salud. Tenlos en cuenta para poder prevenirlos.

Bañarse en el mar o la piscina

Pocas cosas hay más refrescantes y placenteras que pegarse un buen chapuzón en verano cuando el sol pega con fuerza y el calor es sofocante. Sin embargo, bañarse en el mar o en la piscina puede entrañar ciertos riesgos para nuestra salud. Algunos de los peligros más frecuentes son los famosos cortes de digestión, que se dan como consecuencia del cambio brusco de temperatura que se produce entre el calor del cuerpo y el frío del agua; las conjuntivitis, que se originan cuando nuestros ojos entran en contacto con las bacterias del agua (también la favorecen el exceso de sol, la sal del mar y el viento cortante); las otitis e inflamaciones de oídos provocados por la entrada de agua en ellos, y la congestión nasal en verano, que, si no se trata a tiempo, puede desembocar en una sinusitis. Además, tampoco podemos olvidarnos de la posibilidad de sufrir un contagio de hongos al andar descalzos por las zonas aledañas a la piscina o por los vestuarios o duchas de las instalaciones.

Hacer acampadas

¿Eres de los que siempre que puede se escapa de acampada a la montaña? Hacer camping es una opción fantástica para disfrutar de pequeñas escapadas durante el verano y, además, sin necesidad de gastar mucho dinero. Sin embargo, esta práctica también puede entrañar algunos riesgos para la salud, sobre todo si no tomamos ciertas precauciones con los alimentos y el agua que vamos a llevarnos. Con el fin de evitar toxiinfecciones, resulta fundamental optar por alimentos enlatados (de larga conservación y sin necesidad de refrigeración), arroz y pasta seca (que son muy saciantes y energéticos), frutos secos y chocolate (que son fáciles de conservar y también tienen un importante aporte calórico). Además, es especialmente importante que tengas cuidado con el agua que tomas. El acceso a agua potable es fundamental en las acampadas al aire libre, así que trata de beber solo agua de sistemas públicos o embotellada. No te fíes del agua de riachuelos o manantiales, por muy limpia y cristalina que te parezca.

Tomar helados y bebidas frías

¿Quién puede resistirse a disfrutar de un delicioso helado o una refrescante bebida fría en las tardes de calor? Sin duda, durante el verano, este es un capricho que en ciertos momentos debemos permitirnos sin ningún remordimiento de conciencia. No obstante, es importante saber que no debemos abusar de ninguna de estas dos cosas, ya que los riesgos para nuestra salud asociados a su consumo pueden fastidiar nuestro bienestar. De esta forma, es importante que sepas que, cuando tras consumir helados o refrescos muy frío, estás obligando a tu organismo a regresar a marchas forzadas a su temperatura original, lo cual te provocará más bochornos que sensación de frescor. Además, el consumo de estos alimentos provoca sensibilidad dental, produce dolor de cabeza y puede causar afonía o pérdida de voz temporal.

Practicar deportes al aire libre y otras actividades

Vaya por delante que nosotros estamos muy a favor de que se practique deporte siempre, en cualquier época del año. La actividad física tiene innumerables beneficios para nuestra salud y su práctica es recomendable en cualquier ocasión. Sin embargo, como consecuencia de la práctica de deportes y actividades al aire libre, a veces se producen acontecimientos nada deseados. Este es el caso de, fracturas óseas contracturas, traumatismos dentales y luxaciones mandibulares, todas lesiones que requieren una intervención de urgencia para evitar daños mayores.

Por otra parte, es importante que tomes algunas precauciones cuando practiques deporte al aire libre en horas de mucho calor. Así, es fundamental que lo hagas en lugares frescos y sombreados, utilizando ropa que transpire y diseñada para los meses de más calor, y que te hidrates constantemente con tragos cortos para evitar la deshidratación.

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