¿Sabías que la nariz tiene memoria?

Seguro que alguna vez has tenido esa sensación de recordar un olor que te evocase a otro momento de tu vida, a algún lugar en concreto o a alguna persona.

Por ejemplo, cruzarte con una persona y que su olor te traslade inmediatamente a una situación concreta o te venga a la cabeza la cara de una persona que tú conoces. Incluso olor a estaciones del año concretas, como el verano.

Todas estas situaciones tienen una explicación. Y es que la memoria de la nariz existe. Los receptores olfatorios que tenemos alojados dentro de nuestra nariz no dejan de ser neuronas que nos permiten recordar olores y asociarlos a determinados momentos de nuestra vida.

Los quimiorreceptores olfatorios nos conectan con un área de nuestro cerebro conocida como “sistema límbico”, la cual es capaz de otorgarle emociones a lo que vivimos. También se conecta directamente con otras dos áreas, conocidas como el limbo y el hipocampo, que están directamente relacionados con la formación de la memoria y la asociación de ésta con las emociones que nos generan.

Por qué recordamos olores

Lo que ocurre es que al percibir un olor, cualquiera que sea, se activa un área del cerebro especializada en percibirlo: la corteza olfativa primaria.

Desde aquí, la información se transmite hasta la amígdala (otra parte de nuestro sistema nervioso) que es capaz de darle emociones a los olores. Si un olor nos gusta, la sensación que recibiremos será agradable gracias a la amígdala. Pero si en cambio el olor no nos agrada, sentiremos aversión hacia el mismo debido también a esta misma estructura.

La información también es transmitida desde el córtex olfatorio primario hasta otra área conocida como el hipocampo. Esta zona está más relacionada con el aprendizaje y la generación de memoria y, por tanto, recuerdos.

En resumen, lo que tendremos será una primera identificación del olor por parte del córtex olfatorio primario. Posteriormente, gracias a sus conexiones con el hipocampo y con la amígdala, generaremos recuerdos sobre cada olor y seremos capaces de asociarlos a determinadas emociones que nos han provocado.

Otras áreas cerebrales implicadas

Hay más partes del sistema nervioso que también influyen en la memoria de la nariz. Entre ellas, el hipotálamo, que es capaz de liberar hormonas a nuestro torrente sanguíneo al determinar ciertos olores para provocar una respuesta en nuestro cuerpo. Ejemplo de ello es lo que sucede con algunos olores al estornudar. Sería el caso de un olor que nos haya sentado mal en algún momento y como mecanismo de defensa, los olores al estornudar evitarán la entrada de tóxicos.

También participa la corteza frontal, un área que es capaz de dar una segunda interpretación a los olores para otorgarles un significado más profundo y elaborado al que obtenemos de la corteza olfatoria primaria.

Como vemos, existe una compleja interrelación entre varios componentes del sistema nervioso que serán los responsables de que puedas recordar un olor.

Memoria de la nariz

La memoria es algo que vamos adquiriendo gradualmente y, sobre todo, tras la repetición. Y esto no iba a ser diferente al recordar olores. La mayoría de olores los recordaremos debido a que los olemos muy frecuentemente.

Pero, en cambio, existe otra opción: cuando un olor nos genera una emoción muy fuerte (ya sea negativa o positiva), lo adquiriremos como recuerdo casi inmediatamente.

Por eso, es muy probable que recuerdes exactamente cómo olía tu marido o mujer el día de tu boda o puedas recordar el olor de tu hijo al nacer, ya que las emociones son tan intensas como para que solo sucediendo una vez puedas recordarlo a la perfección.