Los hábitos de higiene son fundamentales para cuidar y proteger nuestra salud. Son gestos sencillos que hemos aprendido desde muy pequeños, pero que a menudo se nos olvida practicar. En las siguientes líneas te explicamos cinco cosas imprescindibles que debes incorporar a tu día a día para fomentar tu bienestar personal y las relaciones interpersonales.
¿Qué debemos hacer para cuidar nuestra higiene personal?
- Lávate las manos con frecuencia. A pesar de que nos enseñaron a hacerlo desde muy pequeños, lo cierto es que no siempre nos acordamos de llevarlo a cabo todas las veces que deberíamos. Las manos son una de las fuentes principales de infecciones, por lo que realizar un correcto lavado antes de comer o después de ir al baño es esencial para evitar enfermarnos. También es importante hacerlo tras haber acariciado a un animal, después de tocar la basura o antes de cocinar. El proceso adecuado para lavarse las manos es muy sencillo: solo tenemos que mojarlas con agua templada, aplicar jabón, frotar juntando palma con palma (y sin olvidarnos de la parte trasera) y enjuagar bajo el grifo.
- Cepíllate los dientes después de cada comida. No solo por convención social, sino porque una boca mal cuidada puede derivar en multitud de problemas (caries, mal aliento, enfermedades de las encías, etc.). En cuanto a higiene bucal, lo aconsejable es cepillarse los dientes entre dos y tres veces al día, después de cada comida y especialmente por la mañana y antes de ir a dormir (durante la noche, la actividad de las bacterias se prolonga). Al hacerlo después de comer, debemos esperar entre 20 y 30 minutos.
- Presta atención a tu higiene íntima. Mantener una buena higiene íntima previene el mal olor y evita ciertas infecciones por hongos, sobre todo en las mujeres. En el caso de estas, lo recomendable es utilizar un jabón especial para no alterar el pH (ciertos geles de ducha pueden ser perjudiciales) y en ningún caso hacerlo más de dos veces al día. En el caso de los hombres, estos deben prestar especial atención a la suciedad que se acumula en la zona del glande. En cuanto a la ropa interior, esta debe ser de algodón y debe cambiarse a diario.
- Cuida tus pies. Suelen ser los grandes olvidados, y es que pocas personas se acuerdan de lavarlos cuando entran en la ducha. Sin embargo, tan importante es hacerlo (enjabonar y frotar poniendo especial atención al espacio entre los dedos) como llevar las uñas bien cortadas. A la hora de cortarlas, debemos hacerlo de forma recta para permitir que crezcan bien y no acercarnos en exceso a la piel para evitar cortes.
- No te olvides de los ojos, oídos y nariz. Los primeros son órganos muy delicados que nunca debes tocar con las manos sucias y que se limpian mediante un mecanismo propio: las lágrimas. En cuanto a los oídos, no debes introducir ningún objeto en ellos con el fin de limpiarlos; la mejor manera de hacerlo es esta. Por último, para limpiar la nariz solo necesitarás un pañuelo para sonarte. Si sufres problemas de congestión nasal, puedes utilizar un producto elaborado a base de ingredientes naturales como Pharysol Sinus.
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